01

El poder local
Falange y Ayuntamiento

POSGUERRA EN MONTSERRAT

01

El poder local
Falange y Ayuntamiento

POSGUERRA EN MONTSERRAT

Los poderes locales de la dictadura franquista se sustentaron en el personal político de los ayuntamientos, muchos de ellos totalmente nuevos en los pueblos con aplastante mayoría republicana, como en Montserrat. Aunque se fue resquebrajando desde los cincuenta, el segundo pilar sería Falange. El tercero, también con grietas (como en Montserrat) desde los sesenta, la Iglesia. Sin olvidar la reposición del poder de la burguesía conservadora y el poder informal que representaba la Unión Musical, por lo que, como era habitual en la historia local, algunos de sus altos cargos también lo fueron municipales.

En los pueblos con mayoría progresista, como Montserrat, el franquismo se encontró el problema de implantar socialmente la Falange y de sumar apoyos sociales. La destrucción organizada de los archivos falangistas en la Transición, nos impide profundizar en la Falange local. No deja de ser sintomático que en la remodelación de la fachada de la iglesia en 1956, se suprimiera la Cruz de los “Caídos por Dios y por España”, aunque se edificara posteriormente en la fuente de la Plaza. Su primer jefe local fue el fotógrafo José Lázaro Bayarri. El cargo se unificó con el de alcalde a partir de 1943. En 1953, contaba con 29 afiliados y 14 adheridos, convencidos o por conveniencia. Tampoco conocemos la capacidad de generar, aunque fuera puntualmente, adhesiones al régimen o rebajar la hostilidad por parte de algunas delegaciones falangistas. En los cincuenta se intentó reconstruir el Frente de Juventudes, aunque al parecer en muchas casas incluso se rechazaba recoger los uniformes. La Hermandad de Labradores no consiguió crear una cooperativa, pero sí una trilladora que seguro que fue bien recibida. Por su parte, el retorno a la parroquia de José Mª Plà, que prestó servicios a los sublevados y fue hecho prisionero en Teruel, como recordaba en sus homilías, molestó a las autoridades por su activismo carlista y a gran parte del vecindario por su integrismo y carácter vengativo, ya que se negaba a firmar salvoconductos.

El 28 de marzo de 1939, la Falange tomaba el poder municipal, nombrando como primer alcalde a Aniceto Campos Zanón, refrendado por las autoridades militares. No parece que contentara al Gobernador Civil, por lo que renovó casi totalmente la Comisión Gestora en 1940, con la alcaldía de José Navarro Cerveró (también jefe falangista). El nombramiento del falangista Laporta Girón como gobernador civil de València, alteró los municipios valencianos ya que nombró comisiones gestoras falangistas o con personas que se habían significado más durante la República o la guerra. Así, llegaba a la alcaldía Francisco Moreno Cristofol (1943) que fue cesado después de una Inspección gubernativa en 1948. La democracia orgánica desde 1948, con su división de concejales en tres tercios (familiar, teóricamente elegidos por los hombres cabezas de familia; sindical por el sindicato vertical y de entidades, por asociaciones y profesiones liberales) comportó un nuevo ayuntamiento con Emilio Roig Campos. El franquismo local no disponía de suficiente base social, por lo que el primer ayuntamiento casi repetía la anterior Comisión Gestora. De hecho, en el ayuntamiento de 1951, tan solo un concejal no alcanzaba los 30 años. Parece que el nuevo alcalde no contaba con toda la fidelidad de los franquistas, quizá por su origen (Torrent), puesto que fue denunciado por permitir un baile en el Musical. No conocemos si fue el motivo de la finalización de su mandato, pero a principios de 1953 llegaba a la alcaldía Vicente Ros Campos. El franquismo estaba ya estabilizado y este alcalde permaneció hasta 1960. Después vendrían breves alcaldías hasta que en 1962 era nombrado Aniceto Campos Campos, con experiencia municipal desde 1948 y seguramente con cierto prestigio social. Sería el último alcalde franquista.