05

Montserrat
Las víctimas de la agitada retaguardia

GUERRACIVIL

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Montserrat
Las víctimas de la agitada retaguardia

GUERRACIVIL

La violencia en la zona republicana estuvo condicionada por la dispersión de poder abierta el 18 de julio, que ofreció la oportunidad de desplegar diversas violencias contra los partidarios de la sublevación. Estas tuvieron lugar al margen de un Estado sin apenas capacidad coercitiva. La iglesia fue asaltada en los primeros días y sus imágenes destruidas públicamente. La iconoclastia siempre operó simbólicamente, por ello las piras se efectuaban de día y en las plazas de los pueblos, con el objetivo de demostrar la ineficacia divina de las imágenes. Posteriormente, el templo pasó a ser el economato de la Cooperativa ugetista y el altar mayor, un almacén de fertilizantes.

La violencia mortal también hizo acto de presencia. Francisco Ros era detenido y moría en Valencia, al igual que el párroco José Mª Martí en Paterna. El Comité fue acusado de asaltar su domicilio en Benimaclet, sin encontrarle, pero otros testimonios señalan que simplemente querían la llave de la iglesia para guardar los objetos de valor. El sacerdote José Mª Bañuls se había refugiado en Montserrat. Una madrugada fue obligado a prestar declaración. Al parecer, milicianos foráneos lo asesinaron. Sin duda, este asesinato, debió conmocionar a la población. Como sucedió en otros lugares, daría origen a intensos debates internos en el Comité que, sumados a disputas políticas, estarían en la base de la reordenación del Comité en noviembre.

El asesinato más extraño es el de Ramón Durà Navarro, en una calle céntrica de Montserrat en marzo de 1937, cuando la violencia ya declinaba. En ese momento, la justicia republicana intentaba retomar el control social, por lo que el Juzgado de Carlet inició un sumario para aclarar esta muerte. Se detuvo a trece vecinos, al parecer todos de la CNT-FAI. Ingresaron en la Cárcel Celular de Valencia. Excepto en un caso que terminó con prisión atenuada, fueron exonerados. A partir de la primavera de 1937, recuperado el poder en gran medida por el Estado republicano con el SIM que se ocupaba del contraespionaje, las muertes descienden notablemente. A partir de ahora, una parte de la violencia tendrá lugar contra antifascistas que se resistían al proceso de centralización y unificación de los gobiernos de Negrín. También se dio una confusa depuración de un trabajador municipal que terminó con el acuerdo de su restitución en 1938.