04

La Ribera Alta
El mito del “Levante Feliz”

SEGUNDAREPÚBLICA

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La Ribera Alta
El mito del “Levante Feliz”

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El agua del Xúquer y de la red hídrica de las acequias, también con sus efectos nocivos como las inundaciones, definen esta comarca densamente poblada. En 1930, los 127.046 habitantes de la Ribera Alta se repartían por 35 municipios (6 menores de 1.000 habitantes) con un centro urbano en Alcira, una agrociudad de poco más de 20.000 habitantes que era cabeza administrativa, económica y política y uno de los focos económicos más importantes de la provincia. Pero también contaba con dos grandes municipios: Algemesí y Carcaixent.

Su paisaje irrigado que había evolucionado hacia casi un monocultivo citrícola, formaba parte de la imagen identitaria del regionalismo valenciano, promovida por la literatura. La naranja era el centro de la vida de gran parte de los habitantes, desde las labores agrícolas, hasta su confección en almacenes que poblaban pueblos y ciudades o el modernismo de los grandes propietarios. Sufrió la crisis exportadora de los años treinta. La industria era escasa y relacionada con el comercio citrícola. Con todo, la Foya de Montroi ofrecía un paisaje de secano y de vid. La realidad social no se correspondía al idílico “Levante Feliz”. Carcaixent presentaba una gran masa jornalera. Los mayoritarios pequeños propietarios y arrendatarios debían acudir al trabajo asalariado escasamente retribuido, al igual que las mujeres en los almacenes.

En rasgos generales, era una comarca con una hegemonía republicana-socialista. El republicanismo reformista blasquista era el máximo referente entre las clases medias. Desde Alcira se impulsaba el sindicalismo socialista campesino en la provincia, hasta el punto que la huelga campesina de junio de 1934 fue prácticamente absoluta en la comarca. Su táctica moderada impregnó la vida laboral. En Carcaixent destacaba el anarquismo que consiguió una huelga general en 1932. Por otra parte, Algemesí era una población con mayor fuerza tradicionalista y social-católica. Uno de los escasos conflictos violentos sucedió en Guadassuar (noviembre 1933).

Así, las elecciones de febrero de 1936 terminaron con un éxito para el Frente Popular, si bien el blasquismo consiguió conservar parte de su fuerza. La DRV triunfaba en Algemesí. Hasta julio, la conflictividad fue anticlerical y política (Alzira y Carcaixent).